Por Alexis Mendoza
Yo me inmiscuí en la vida, bebí del seno de mi madre, estuve tan cerca de ser famoso por ser el único que aún adolescente dormía con su mamá, y no por vicio sino por pobreza, pero vino mi mamá a cometer el ilícito de traer al mundo a una criatura más y entonces la pobreza aumento.
Estoy acostado en el pasto, adivinando nubes, deseando mujeres desnudas, las amiguitas con las que iba al cine y nos sancochábamos los labios de tanto beso furtivo hoy son madres porque pasaron del beso a los hechos y yo soy miserable porque porto la mala fama de insurrecto, poeta, impotente, quizá sea el padre de alguno de esos niños, lo pensé hasta que supe que por besar a una chica no se la embaraza, toca ir más allá... Descubrí eso cuando miré a una pareja sobre ese mismo pasto en el que estoy ahora acostado haciendo el acto más clandestino y deseable, el tipo la tenía sometida a ella y con su estaca le atacaba una y otra vez y ella estaba con una cara que no soportaba el delirio de ser asesinada en vida, los dos cuerpos se extendieron a todo lo largo ella blanqueo los ojos, él contrajo sus pies y el milagro de la culminación se dio. Allí le dí la razón al abuelo que decía que hay infiernos por doquier... paraísos no hay ya.
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